martes, 10 de febrero de 2015

domingo, 8 de febrero de 2015

Entrevista de Luli para DMAG

Un origen ecléctico que une un reality, un latenight show, el deporte, el modelaje y mucho sacrificio. Así se gestó la carrera de Luli Fernández. Nació en Azul, provincia de Buenos Aires, y se crió con su mamá, ya que sus padres se separaron cuando ella tenía apenas un año. Estudió en el Carlos Pellegrini, pero a los 14 entró a Super M -un reality show que elegía a la modelo del año-, estuvo entre las finalistas, empezó a trabajar con la agencia Ricardo Piñeiro y poco a poco, su carrera empezó a despegar. En cuarto año, notó que el modelaje podía ser su profesión y tuvo que dejar el colegio con la promesa de terminarlo; y eso hizo después.

Trabajo en Medianoche de un día agitado, un late night show con Gerardo Rozín. A los 17, fue tapa de Gente, de la popular edición Las Olas del Verano, y todo cambió. Fue parte de Tendencia, en Canal 9, finalista de Patinando por un sueño, la coequiper de Iván de Pineda en canal 13 en el ciclo Hombre al agua, fue parte del team Un mundo perfecto, un late night show con Roberto Pettinato, Amalia Granata y Nacho Goano, entre otros programas. Actualmente es parte del equipo del magazine Fox para Todos, que se emite por la señal Fox Sports. Junto a Sergio Goycochea, el año pasado fue una de las conductoras de la transmisión del Mundial para Fox Sports Latinoamérica. 

Hoy, con apenas 26 años, después de casarse por civil con Cristian –abogado penalista, parte del clan Cúneo Libarona-, padre de Santos (17), María (15), Vicente (5) y Jacinto (4) planea una gran fiesta para el mes de marzo. 

Tu carrera se disparó desde el ámbito de la moda, ¿sentiste alguna vez una mirada prejuiciosa por eso? 
Cuando arrancás por la puerta de la moda, siempre señalar con el dedo es muy fácil y es una mirada doblemente crítica. Entonces yo tenía que redoblar mi apuesta, demostrar que no es un divertimento, que trabajo mucho. Estudié teatro con Roxana Randón, la actriz y mamá de Leo Sbaraglia. También con Andrea Kiperman, coach que daba clases en la escuela de Constanza Maral. Me preparé para hablar en neutro, para poder trabajar en Latinoamérica. Hablo inglés, estudié francés y portugués. Cuando me tocó viajar a Brasil para el Mundial me puse a estudiar el idioma en seguida. Cada vez que me llegaba una oferta laboral, trataba de capacitarme para no estar expuesta.  

Empezaste de muy chica, y conseguiste las cosas con mucho esfuerzo...
Sí, sacrifiqué un montón de cosas. No fui a los viajes de estudios, me perdí cumpleaños porque estaba en un desfile en el interior, pero me compré mi casa a los 20 años. Son caminos que uno elige, y se trata de la convicción con la cual los transitás.

Tu discurso pareciera de una madurez inusual para una chica de 26 años...
Mi vida es diferente a una chica “normal” de 26 años. Tengo un montón de conocidos pero a mis amigas las cuento con los dedos de una mano. No siento diferencias con ellas, no las sentí mas chiquilinas. Creo que las cosas se presentan cuando uno está listo para enfrentarlas. Así que no siento que haya quemado etapas. 

Con el trabajo vino la independencia económica, ¿cómo fue manejar el dinero de chica? 
Siempre tuve los pies en la tierra. Mi mamá me acompañaba a todos lados. Nunca se metió en lo que yo ganaba pero me dio el consejo de que no despilfarrara, por eso siempre fui muy austera. Trabajo desde los 14 y me fui de vacaciones por primera vez a los 21 pero porque tenía otras prioridades. Tengo muy instaurado el concepto  del sacrificio, el esfuerzo. Soy muy consciente de que soy una afortunada porque tengo mi casa, mi auto. Y muy agradecida. 

¿Cómo se cruzan un abogado penalista con una conductora de tele? 
Cristian me conoció en el peor momento de mi vida, en jean y zapatillas, toda ojerosa. Si pudiera volver el tiempo atrás, rebobinaría para ponerme rímel, aunque sea. A mi mamá la habían despedido injustamente del trabajo, yo estaba trabajando un montón en Gran Hermano y a la noche hacía las galas con Jorge Rial. Estaba llorado en la sala de maquillaje por este tema y Jorge me dice: “Llamálo a mi abogado. Es penalista pero te va a derivar a un laboral” y me da la tarjeta de Rafa, uno de los hermanos de Cristian (Cúneo Libarona). Estaba recién separada (de Pablo Mouche), pasó esto con mamá, todo era un caos. La acompañé a mamá, y Rafa se tenía que ir, así que me dejó hablando con uno de sus hermanos: y apareció Cristian. 

Y llegó el amor...
Cristian es un hombre con mucha presencia y es muy guapo y dije: “Wow, que caño este flaco, que bombón”. Se me sentó al lado, no tenía alianza y el siguió el tema conmigo. Un día me citó a comer, y ya no nos separamos más. Eso hace casi tres años.

Ya te casaste por civil pero se viene la fiesta, ¿es cierto que estás organizando todo sola? 
Sí, soy una loca. Muy dedicada y obsesiva. Me estreso, pero soy así. Tenía una wedding planner pero en un momento pensé que yo iba a hacerlo mejor sola. Cristian también, así que ayuda mucho. A los 44, que él haya tomado la decisión de casarse es porque tenía muchas ganas; y eligió disfrutar del proceso.

¿Qué nos podés adelantar?
Va a ser un casamiento simple, nada raro, ni photobooth, ni banda, arranca a las 5 de la tarde. La ceremonia es en Lezama, a 160 km de la Ciudad de Buenos Aires, en un campo, y hacemos una recepción al aire libre. Hay un galpón del 1800 por donde pasaba un tren que le arreglamos el techo porque estaba en ruinas y quedó increíble. Así que es todo híper rústico.

¿Y el vestido?
Natalia Antolín lo hace y con Ash Mateu, mi estilista, vamos aportando ideas. Va a ser divino. 

Sé que con tu marido viajan bastante y que aprendiste a surfear, ¿te fanatizaste?
No tanto. Empecé a surfear con él. Me doy cuenta de que con el tiempo, me he vuelto mas temerosa. “No es que soy miedosa -le digo a siempre a María y a Santos -los hijos más grandes de Cristian-, soy prudente”. Pero íbamos a Praia do Rosa, o a Taghazout, un pueblo surfista en Marruecos. Cristian se va todos los años a un viaje de surf y las olas ahí eran gigantes. Y yo me fui a Agadir, un lugar cerca a hacer un curso, y ahora todos los veranos me meto sola al mar, tengo mi tabla, y pasé del tablón al fanboard. 

Hablando de los chicos, ¿pasan tiempo los seis juntos alguna vez? 
Estamos todos los fines de semana con ellos. Tenemos un casa en Capital donde estamos toda la semana nosotros solos y una casa de fin de semana donde pasamos mucho tiempo todos juntos.

¿Cómo fue integrarse a la familia de él?
La verdad es que no me costó nada, y a mí me sorprende porque nunca había salido con alguien que tuviese hijos. No nos precipitamos, y eso es clave. La relación estaba consolidada cuando los conocí, primero a los grandes y después a los chicos. Es súper importante entender cuál es el rol de una mujer que se suma a un hombre con hijos. Yo tengo muy en claro que vengo a sumar, no a dividir. Yo soy ajena a todo y no meto mi nariz donde no me corresponde, me quedo en mi lugar de mujer actual. Me parece genial que él pase tiempo a solas con sus hijos. No me interpongo, él sabe cómo manejarlo, es grande.

¿Pensás en la maternidad? 
Sí, la idea de ser mamá no es una fantasía sino un proyecto. Cuando vos encarás un matrimonio o una relación sería como la que tenemos nosotros con Cristian, obviamente el deseo de agrandar la familia y trascender nuestro amor con un hijo siempre está presente. No ahora, la verdad es que no lo proyecto a corto plazo, porque quiero hacer un montón de cosas antes. Tengo tiempo, tengo 26 años y la verdad es que no me apura nadie, Cristian está rodeado de chicos, y en mi vida hay niños por todos lados. Por el momento, no es algo que desee, pero sí, me imagino con panza, como mamá. Va a llegar un momento en el que nos vamos a mirar y vamos a decir: “queremos ser papás nosotros dos”. Es algo que llega solito. 

¿Qué lugar ocupa la moda en tu vida? 
La moda tiene un lugar importante pero no obsesivo. Creo que la gente que está muy metida en la moda, o que labura en esta industria muchas veces termina siendo rehén de las tendencias. A veces el estilo o el modo de vestir o la elegancia no tiene que ver solamente con llevar lo último que salió. Creo que en realidad, no tiene que ver con eso. Me parece que uno tiene que encontrar su estilo, adaptar las tendencias y adaptarlo al físico de cada uno. 

¿Consumís moda?
La realidad es que no soy de hacer mucho shopping. Tengo suerte de que, por el trabajo que hago, muchas de las cosas me las regalan. En realidad está mal empleado el término, porque me las dan a cambio de publicidad. La publicidad es una de las cosas en las que las marcas de ropa, calzado o accesorios, más invierten. Y un modo de pagar, en lugar de hacerlo con billetes, como cualquier otra persona, es con publicidad, que muchas veces tiene un valor más alto que el valor neto del producto. Por lo tanto, no soy de shoppinear. Compro cosas puntuales, y cuando lo hago, elijo poco pero de lo que me gusta. Me encanta mirar libros de moda, revistas pero no soy una estudiosa de la materia. 

¿Cuál es tu vínculo con las redes sociales? 
Le doy muchísima bola a las redes sociales. No sólo desde la parte comercial de mi trabajo sino también como un canal de comunicación con la gente que te sigue porque se identifica con vos. Mas allá de ese nexo, creo que es una puerta de negocio inmensa. Cada vez hay más programas de radio o de “pseudo” tele, por decirlo de alguna forma, que se pueden ver solo a través de internet. Yo subo looks y hago un especie de blog de looks urbanos y hago deals con las marcas, es una forma diferente de hacer publicidad. Es un modo de comunicación muy real. 

Trabajás con la inmediatez...
Claro, antes podías ver la ropa que yo me puse para un evento en la vidriera de una revista, días después, y hoy a través de las redes sociales, lo podés ver al instante, porque yo subí una foto de mi vestido de novia antes de llegar al civil, por ejemplo. Siempre subo mi look del día. Si me cruzás por la calle me vas a ver con lo mismo que subí a la mañana en la foto. Esa espontaneidad es lo que la gente elige al momento de seguirte. 

Viajar es una pasión en tu vida, ¿cuál es el lugar mas increíble que visitaste? 
Viajé bastante por trabajo y, en los últimos años, por placer. Si tuviese que recomendarle a una amiga, le diría que vaya a Maldivas. Creo que si te morís y vas al paraíso, estás en Maldivas. ¿Viste esas cuentas de Instagram que muestran lugares increíbles, que los ves y pensás: esto está retocado digitalmente? Este lugar es así, implica 26 horas de viaje, pero es increíble. Me encanta Galápagos, en Ecuador. Y algo más tradicional: soy una enamorada de Londres, me gusta mas que NY. Adoré Marruecos. Te diría: no podés morir sin conocer Maldivas, Londres, Marruecos, Galápagos y NY.